Adquirir compromisos


Son muchos los que, hoy en día, tienen miedo a adquirir compromisos que duren mucho tiempo. Quizá, por eso, cuesta dar el paso del matrimonio para toda la vida, e incluso más, responder cuando es Dios mismo quien llama a entregar toda una vida, por entero y para siempre, al anuncio del Reino desde la vida consagrada o sacerdotal.

El compromiso serio cuesta. A nadie le molesta ser radical sólo un día. Pero, cuando se trata de más tiempo, nos lo pensamos dos veces.

Tal vez, tú mismo tendrás la experiencia de haber descubierto algo que Dios te pedía y haber pensado por dentro: «¿Aguantaré así toda mi vida?». Aparece, entonces, el «agobio» y se opta por seguir viviendo como siempre.

A todos nos gustaría ser ejemplo de solidaridad, de entrega, de amor. Pero nos cuesta darnos por entero. Nos gustaría exigirnos algo más. Y, sin embargo, nos resulta difícil dar el paso, lanzarnos, «salir de nuestra tierra».

La tentación de la mediocridad, de eludir compromisos que conlleven sacrificios demasiado grandes, sigue siendo algo atrayente. Sin embargo, Jesús nos pide que nos entreguemos por entero a él, que no le andemos regateando. Y, paciente, sigue esperando nuestra respuesta.

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